Acción de gracias por Sor María Gloria

Gracias, Señor, por haber hecho posible la labor de la Beata Madre Carmen del Niño Jesús, y de que hayamos podido recibir y sigamos recibiendo ¡tanto! de su obra.
Gracias, porque un día hiciste que nuestros padres tuvieran el acierto de haber luchado, y ¡tanto! para que viniéramos a este centro.
Gracias, Señor, por habernos puesto en nuestro camino a tantas y tantas hermanas capaces de dar todo de sí por tantos niños y jóvenes, y sigan dando tanto de sí,… tantas y tantas… Todas… Sería interminable nombrarlas. Pero hoy, tanto a los que hemos podido estar aquí reunidos, como los que tienen esta celebración seguro en su mente, permítenos darte gracias de forma particular por Sor María Gloria a la que seguro que Carlos y Paco Pepe, entre otros muchos alumnos de este colegio, la tienen ya a su lado impartiéndoles sus clases magistrales.
Gracias, por mostrarnos cómo era, del dolmen de nuestra vida, un trocito de ese dolmen… ¿por ejemplo el del Romeral?, cuyo acceso lo ocupan grandes piedras ciclópeas. ¿Se han fijado que cada una se corresponde a las iniciales de lo que nos enseñó? :
V  A  L  O  R  E  S
para llegar a la sala circular a donde ella pertenecía. Ella: una pequeña lasca de piedra que junto a las demás, conforma la gran congregación de Franciscanas de los Sagrados Corazones, en cuya cúspide y posibilitando que ninguna se caiga y el conjunto pueda tener significado, Madre Carmen... Cuántos hemos pasado por allí, por aquí, y seguirán pasando. Ojalá todos se dejen instruir y aprovechen la oportunidad.
Gracias, porque nos enseñó, cual ley de la frontalidad egipcia, que al principio de nuestras vidas, tenemos que adoptar una posición, que aunque estática en su inicio, esté abierta hacia un lado u otro, pero siempre con la mirada al frente, atenta al aprendizaje.
Gracias, porque la hiciste cariátide en nuestras vidas, cuántos de sus alumnos confesamos que sin duda es una de nuestras columnas… -basa, fuste y capitel-…, de nuestros pilares y arbotantes.
Gracias, porque aunque de románico aspecto, bajita de estatura, su interior era fuerte, sosegado y capaz de transmitirnos su propia fe; tenía también en su mirada una luminosidad de carácter gótico con una fascinante claridad.
Gracias, por su sonrisa… ¿rafaelina?… Cuántos detalles nos trasladaba de todo, con su forma de enseñar, --perdón qué digo de enseñar, de VIVIR la educación--, nos dio todo lujo de detalles, tanto de lo prioritario como de lo que lo rodeaba, y nos pudimos convertir en cicerones, en nuestras vidas, del fascinante mundo que tenemos.
Gracias, por su barroca forma de ser, sí porque con sus enseñanzas sobrepasó los límites de lo establecido, y en el renacer de nuestras vidas, nos ofreció el adorno que fue sin duda anticipo de lo que habría de venir. En aquellos tiempos, sin Internet, sin facebook, sin whatsapp, ella los suplía, con sus apuntes. No teníamos necesidad de buscar en ningún sitio más; no teníamos libros, sólo sus postales y sus diapositivas, con sus excursiones, que se quitaran grupos de facebook,… y … sus enseñanzas de historia, que ya quisiéramos verlas en las principales webs.
Gracias, porque nos enseñó también ese amor por nuestra Antequera. En esa tesina que hizo, guardó parte del tesoro de nuestra ciudad, llegando a ser reconocida por insignes personajes antequeranos, como con su descubrimiento único en el barroco de nuestra ciudad. Consiguió que muchos hayamos quedado en deuda con ella por este amor a Antequera.
Gracias, Señor, por sor Gloria, porque ella transmitió lo mejor de sí a todos los que compartieron su vida, tanto personal como educativa: sus conocimientos, su fe, su alegría, su esperanza, su ilusión, su lucha, su fuerza, su todo…
Gracias, Señor, por habernos puesto en nuestro camino a ese monumento de persona,
¡Gracias hermana por habernos querido tanto!



Ángel P. Guerrero Clavijo

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