Homenaje a Angel Guerrero Fernández
La historia de la humanidad ha estado salpicada de grandes
personajes, de grandes hazañas que sin duda marcaron en su tiempo y para el
resto del devenir humano la vida en la faz de la tierra.
¿Cuál fue el sentido de las pirámides egipcias, mayas o
aztecas? ¿Por qué el Partenón?
¿La historia de Sócrates, Aristóteles, Platón, los Reyes
Católicos, Cervantes, Murillo, Pedro de Mena, Andrés de Carvajal, Madre Carmen,
Juan pablo II, terminó con ellos en su tiempo?
Nosotros somos además seguidores de Jesús, de Cristo, y
abrazados a su Mensaje, que no es otro que el del Amor, la Caridad, contamos
con dos baluartes en nuestra ciudad que desde el tiempo en el que vivieron y se
presentaron, también marcaron sus vidas y también, cómo no, y que no se nos
olvide, siguen marcando las nuestras.
¿No es así nobles damas y señores de esta Orden Militar y Hospitalaria?
Cuyo fin es fomentar la
fraternidad entre los pueblos y los hombres y ayudar a los necesitados.
Ya en sus tiempos fueron ejemplos, Eufemia de Calcedonia, quien
defendió su fe con su propia vida y es fuente inagotable de ánimo para aquellos
que la imploran desde el año 303 hasta nuestros días, para su intercesión en
cuantas acciones realizamos en nuestras vidas, la última mía, la que al sentir
sobre mis hombros el peso de su trono en la procesión del día 15, sentí cómo me
hablaba y me animaba a dar apoyo a quien tengo a mi lado, para que culmine con
éxito el proyecto que tienen unas personas en Antequera para ayudar a los
demás, en la creación y mantenimiento del comedor social, y que cuando pasen
cada día por delante de su iglesia, le pidan y le recen para conseguir su
ayuda.
Labor también muy importante fue la del Infante don
Fernando, quien tuviera en su época la difícil y arriesgada misión de
reconquistar para recristianizar los pueblos de España.
¿Pero iban a pensar ellos que su labor y misión terminaba
allí? ¿Se dedicaron a sufrir y arriesgar sus vidas sólo pensando en ellos? No,
si destacada fue su obra en vida, hoy podemos comprobar, aquí reunidos en su
nombre, que también es importantísima la labor que hacemos gracias a ellos.
¡Qué fácil lo tuviste, padre! Sí, muy fácil, porque de casta
le viene al galgo. Y voy a explicarme, rogándoles que pongan de su parte e
imaginen y pronostiquen qué tipo de persona se fraguó y consigue ser.
Porque en ti se cumple esa sentencia aristotélica de “nihil
est intellectu quod prius fuerit in sensu” tú como hombre, no hubieras podido
darte si no hubieras tenido antes la enseñanza, la experiencia y las hubieras
hecho tuyas, las hubieras sentido.
A saber, una persona cuyo padre es empleado en el
consistorio municipal destacando por su servicio a Antequera, su enorme
capacidad de trabajo y por establecer en el amor a su familia, a su esposa e hijos, los
pilares básicos y únicos de su vida. Aunque muchos ya lo hayan escuchado, este
es la orden que mi abuelo Ángel, dejó a mi padre Ángel: “un mandamiento te doy,
que ames a Dios sobre todas las cosas, al
prójimo como a ti mismo y a Antequera casi tanto como a ti”. Su madre,
mi abuela Valvanera, una persona responsable de su hogar que añade un matiz
más, viendo las necesidades de cerca, es capaz de ofrecer parte del poco tiempo
del que dispone para pedir limosna, en un momento de su vida, para dedicársela
a los demás.
Más facilidades: detrás de todo gran hombre, hay una gran
mujer; detrás de toda gran mujer hay un gran hombre. En efecto tuvo la suerte
de conocer a mi madre, Teresa, quien consigue transmitir los valores de la
vida, bien arraigada de nuestra ciudad, de costumbres y trabajo, del sudor de
cada día, ejemplarizados en sus padres, Antonio y Dolores, que dan el calor y
cariño suficientes para fragüe su vida.
Su vida, cuántas anécdotas, cuantas vivencias les podía
contar, pero ya les decía hace un momento, ni me daría tiempo ni creo que fuera
de capaz de hacerlo con imparcialidad, así que juzguen y piensen ustedes.
Esta persona ama a Antequera, seguro que abuelo está
enormemente orgulloso de que cumplas su mandato, y estoy seguro de que tu labor
no se limitará a nuestros días, perdurará y se mantendrá en el tiempo.
Una persona que tuvo responsabilidad como concejal en el
Ayuntamiento de nuestra ciudad, y desde entonces por ejemplo Cabalgata de Reyes
Magos, alumbrado extraordinario o feria de maquinaria. Amor a Antequera.
Una persona que lleva al límite de lo imposible el luchar
por mantener un tesoro que tiene nuestra ciudad, como es “su” “Sol”, el Sol de
Antequera y que apunto de desaparecer y cuando muchos “interesados” dieron paso
atrás el lo dio hacia delante y lo cargó sobre sus espaldas, como digo, hasta
el límite.
Una persona que amando Antequera, sabe que Antequera es un
todo casi imposible de abarcar, pero él lo intenta, desde sus celebraciones más
importantes, el Corpus, Semana Santa, fiestas patronales del Rosario, de los
Remedios, de Santa Eufemia o del Señor de la Salud y de las Aguas… hasta las
ferias, con sus toros, el deporte, es árbitro de fútbol y balonmano, participa
del carnaval… y de la Navidad, ¡como la celebramos con los cinco belenes en
casa!
¿Era fácil como dije que lo tenías? Perdón.
Que sepas que lo que muchos, como dije antes, a través de la
historia han conseguido, tanto en sus días como en los venideros, tú también lo
estás consiguiendo.
Y es que lo tenemos fácil: eres un maestro, primero en la
familia, como marido, padre y abuelo –que lo sepas- y has sabido llenarnos de
riqueza, sí de riqueza, de la que tanto falta hoy, y no hablo de la económica,
que esa existe, lo malo que en manos sólo de unos pocos que debían de … no
hablo del dinero, no, hablo de los valores que de esos tu tienes millones y
millones, de eso que a la sociedad le hace falta hoy, de esas convicciones
profundas que tu tienes que determinan tu manera de ser y orientan tu vida, eso
es lo que tu nos has transmitido tanto a nosotros, tu familia, como a todo
aquel que se acerca a ti.
Su vida es amor, su vida es responsabilidad, templanza,
fortaleza, justicia, calidad, motivación, superación, respeto, creatividad,
tolerancia… por favor… imaginen… Angel Guerrero Fernández.
Hasta siempre...
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